Fecha 7 | U 3 – 1 Garcilaso | Y había quiénes comparaban a Riveros con Galván…

La U sufrió para vencer a Garcilaso 3-1 (Pérez Guedes, Rivera y Concha). La agresividad que mostró en el segundo tiempo cambió el destino del partido.

Cada vez que Williams Riveros comete un horror como el que derivó en el tanto de Garcilaso esta noche, me pregunto quién fue el bromista que alguna vez lo comparó con Carlos Galván. El Negro no era un jugador perfecto. Era duro, no sabía mucho con los pies y cometía errores. Pero tenía una virtud: era consciente de sus falencias. En situaciones de riesgo, no se hacía problemas: cuando había que reventar la pelota, metía el puntín y hasta verte vida mía.

No sé si Williams alcanzó a ver a Reynoso o alguna vez le contaron quién fue Julio Meléndez. Quizás el aliento de la hinchada le hace creer que posee condiciones superiores a las que le dio la naturaleza. Lo cierto es que no es la primera vez que pone al equipo al borde del desastre por una jugada que pudo resolver con simpleza. El paraguayo es un jugador con limitaciones. En la cueva es rey: va arriba con todo y rechaza los balones en una. Su coraje le hizo convertirse en uno de los puntales del campeón del año pasado y que un grupo de hinchas, en un arranque de entusiasmo, lo apodaran “jerarquía”.

Sus problemas afloran en el uno a uno, cuando lo mueven de su sitio o le dan la pelota para que la controle. En el clásico hizo un reloj entre una maraña de aliancistas que arrancó aplausos desde las cuatro tribunas… a costa de que nuestras pulsaciones subieran a mil. Fue una excepción. Lo suyo es el anticipo, el pase sin muchos riesgos y cuando las papas queman, un buen puntazo para acabar con los problemas. Cuando se sale del libreto ocurren disparates como el que acabó en el gol de Gentile y pusieron al equipo con la guillotina al cuello.

El 3-1 de la U sobre Garcilaso fue justo. Sin embargo, el hincha comete un error si se queda con la foto final. La crema se está convirtiendo en un equipo reactivo, que necesita recibir un golpe para recién reaccionar. Del cuadro que abrumaba desde el inicio, que le respiraba en la nuca al rival, que lo llevaba al equívoco, que peleaba todas las divididas, queda poco. ¿Las ausencias influyeron esta noche? Sí y no. Calca funciona mejor de ¾ para arriba, Riveros no puede salir de la cueva, la relación entre Flores y el gol no la tiene nadie y el Tunche no aguanta a los defensas rivales como Valera. Pero no olvidemos que estos problemas ya se advirtieron con los titulares en la cancha. Añádanle descensos en ciertos desempeños individuales y falta de libreto desde el banco cuando Polo es aislado de Pérez Guedes.

Se estimaba que el Clausura iba a ser distinto por el crecimiento de Melgar, la necesidad de Alianza de levantar cabeza y el deseo de Cristal de no dejar que el título se le vuelva a escurrir de las manos. Sin un killer a la vista, la U sufre por falta de pegada en los últimos metros y -otro asunto clave- falta de ideas. ¿Cómo se suple eso? Con la actitud mostrada en el segundo tiempo esta noche. Pero esto no siempre alcanza.

Que el 3-1 sobre uno de los coleros del torneo no disfrace nuestros problemas.

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